miércoles, 4 de noviembre de 2015

CUENTOS DE TERROR

1,2,3 Aquí Estoy Otra Vez

Luisa había cumplido once años, y sus padres pensaron que era tiempo de que dejara de compartir la habitación con su hermana menor, construyeron una habitación sobre la cochera, y mudaron ahí todas sus cosas.
La niña estaba muy contenta, tenía mucho espacio para sí, y la privacidad que comenzaba por necesitar de acuerdo a su edad.
Aun no tenía muchas cosas con las cuales llenar la habitación, así que su madre la invito a un bazar, donde se pueden encontrar todo tipo de cosas, algunas de segunda mano, con dueños anteriores, se encontró con un pequeño armario de madera, con detalles de enredaderas, ya estaba muy maltratado, pero aun así lo llevaron a casa para que papá la reparara, junto con otras cosas.
El padre de Luisa lijó y pintó el armario dejándolo como nuevo, lucia hermoso en la habitación. Ella pensaba guardar ahí su diario y cosas privadas que necesitaba estuvieran fuera de la vista de los demás.
Esa noche se escuchó desde dentro del armario un golpeteo, como si alguien tocara, abrió las pequeñas puertas, no pudo ver nada, pero el sonido continuaba. Ella estaba segura que venía de ahí, pero decidió creerle más a sus ojos.
La siguiente noche, ella dejó las puertas del armario abiertas, no se escuchó el golpeteo, así que lo hizo costumbre, pero no podía guardar cosas en él, porque cuando lo hacia estas eran arrojadas hacia fuera en su primer descuido.
Pidió a una amiga viniera a dormir a su casa para montar guardias juntas. Se divirtieron un poco al ver que el armario “escupía” lo que le ponían dentro, se desvelaron un poco hablando de sus cosas, cuando desde el pequeño mueble un hombrecillo regordete y diminuto, asomó su cara entre las repisas, era de color verde grisáceo, tenía una especie de cuernos a los costados, sus ojos apenas parecían abiertos, en su boca redonda había dientes delgados, largos y afilados, sus dedos largos y delgados se tomaban de las puertas para impulsarse hacia fuera, las niñas corrieron a la habitación del padre, este para evitar más escándalo por la noche  se llevó el mueble a la cochera, sin embargo, durante muchas noches escucharon el canto: -1,2,3 Aquí estoy otra vez- 

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Leyenda de las Gemelas

Una feliz familia vivía en un rumbo muy cercano a una transitada carretera, debido a esto la joven madre las acompañaba diariamente al colegio y caminaban las tres tomadas de la mano, teniendo especial cuidado al toparse con la mencionada carretera, las pequeñas hasta el momento no tenían permiso de cruzar solas.
Uno de tantos días la madre recibió en su celular una llamada urgente del trabajo la cual tuvo que atender, le exigían su presencia de inmediato, por lo cual se vio en la necesidad de dejar que las gemelas continuaran el camino solas.
Con mucho pesar despidió a las niñas, dando indicaciones para no se soltarse de la mano y tener mucho cuidado al cruzar. Las dos pequeñas siguieron las instrucciones de su madre, miraron a ambos lados de la carretera, y al ver que estaba libre cruzaron.
Apenas se giraba la madre para cambiar de rumbo, cuando se escuchó un golpe muy fuerte a sus espaldas, volteó de inmediato para ver con terror que sus hijas estaban debajo de un camión, fueron atropelladas perdiendo la vida en al instante.
El pesar duró mucho tiempo, pero transcurridos cuatros años, la madre dio a luz de nuevo gemelas, estas era muy parecidas a sus fallecidas hermanas, lo cual le hacía tener presente aquel fatal accidente. Esta vez tenía una terrible obsesión por su cuidado y no les permitía estar cerca de ningún peligro, en especial aquella temida carretera.
Pero no podía estar detrás de ellas las 24 horas, y un día, se vieron muy cercanas al peligroso lugar, decididas a cruzar vieron hacia los dos lados, no había ningún auto, con un paso en el asfalto, fueron tomadas del hombro bruscamente por su madre, quien lloraba desconsoladamente, diciendo –No crucen- a lo cual recibió una respuesta inesperada de las dos pequeñas: -No pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez, no volverá a suceder…-
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Leyenda la casa del fondo

Cuando eres niño y vives en un vecindario concurrido, a menudo inventas leyendasacerca de la gente que vive por el rumbo. Eso nos pasaba con la casa del señor Melchor López, un ermitaño que vivía al final de la cuadra.
Al parecer no tenía ningún familiar que lo visitara y prefería salir por las noches para no ser molestado. Jamás le vi saludar a nadie, ni esbozar una leve sonrisa. Transcurrió el tiempo y una vez que estaba jugando cerca de su casa, noté como la hierba de su jardín estaba demasiado larga.
Fui a casa y le dije a mi mamá que se había visto al señor López durante los últimos días, pues aunque era un sujeto de costumbres extrañas, su jardín era algo digno de exposición. Ella habló por teléfono a la policía y en unos minutos una patrulla aparcó afuera de nuestra casa.
Los oficiales se bajaron e interrogaron a mi mamá. Después, los cuatro salimos de mi hogar y nos fuimos a la casa del fondo. Uno de los patrulleros cogió su macana y golpeó en repetidas ocasiones la puerta, pero nadie salió. Entonces el otro policía tomó impulso y con un fuerte golpe de su hombro logró quebrar la aldaba.
De inmediato, el aire se empezó a enturbiar con un aroma fétido. Entramos todos al domicilio y yo me tape la nariz con un pedazo de mi playera. Prontamente uno de los gendarmes gritó desde el baño pidiendo ayuda a su compañero. Fui allá y lo primero que vi fue un cuerpo en estado de putrefacción, su carne ya estaba gris y los ojos ya se le habían caído de sus cuencas.
Palidecí y puse pies en polvorosa lo más pronto que pude. Una de las cuestiones que posiblemente nunca se borrarán de mi subconsciente, era ese gesto de malignidad con que había quedado su rostro. A partir de esa fecha, en esa casa empezaron a suceder hechos extraños, como por ejemplo las luces se siguen encendiendo, aún y cuando la compañía cortó el suministro hace ya más de un lustro.
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La Leyenda de la Llorona

Es una de las más famosasLeyendas Mexicanas, que ha ha dado la vuelta al mundo, se trata de la de La Llorona, la cual tiene sus orígenes desde el tiempo en que México fue establecido, junto a la llegada de los españoles.
Se cuenta que existió una mujer indígena que tenía un romance con un caballero español, la relación se consumó dando como fruto tres bellos hijos, a los cuales la madre cuidaba de forma devota, convirtiéndolos en su adoración.
Los días seguían corriendo, entre mentiras y sombras, manteniéndose escondidos de los demás para disfrutar de su vinculo, la mujer viendo su familia formada, las necesidades de sus hijos por un Padre de tiempo completo comienza a pedir que la relación sea formalizada, el caballero la esquivaba en cada ocasión, quizás por temor al qué dirán, siendo él un miembro de la sociedad en sus más altos niveles, pensaba mucho en la opinión de los demás y aquel nexo con una indígena podría afectarle demasiado su estatus .
Tras la insistencia de la mujer y la negación del caballero, un tiempo después, el hombre la dejó para casarse con una dama española de alta sociedad. La mujer Indígena al enterarse, dolida por la traición y el engaño, totalmente desesperada, tomó a sus tres hijos, llevándolos a orillas del rio, abrazándolos fuertemente con el profundo amor que les profesaba, los hundió en el hasta ahogarlos. Para después terminar con su propia vida al no poder soportar la culpa de los actos cometidos.
Desde ese día, se escucha el lamento lleno de dolor de la mujer en el río donde esto ocurrió. Hay quienes dicen haberla visto vagando buscando desesperada, con un profundo grito de dolor y lamento que clama por sus hijos.
La culpa no la deja descansar, su lamento se escucha cerca de la plaza mayor, quienes miran a través de sus ventanas ven una mujer vestida enteramente de blanco, delgada, llamando a sus hijos y que se esfuma en el lago de Texcoco.

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Leyenda de la Mujer sin Corazón

Cuenta la leyenda que hace algún tiempo, en un pueblecito de España, cuyo nombre se ha decidido olvidar, sucedió un evento terrible, capaz de asustar a más de uno.
Existía un feliz matrimonio, que se amaba como ningún otro, de aquella unión, nació una niña, que conforme crecía, desarrollaba un amor enfermizo hacia su padre y un odio desmedido por su propia madre. Constantemente le decía a su padre que quería casarse con él, y que deseaba la muerte de su madre para poder ser felices para siempre. La reacción del hombre era de enojo por supuesto, no quería pensar en una situación similar. Pero aquello no tardó mucho en cumplirse.
Durante el funeral, el pobre hombre se hacía pedazos del dolor, mientras la niña trataba a toda costa de esconder una sonrisa diabólica, que a duras penas contenía, pues sus sueños estaban convirtiéndose en realidad, parecía haber hecho un pacto con el señor de las tinieblas, ¿Cómo es posible tanta maldad en una niña tan pequeña?.
Al pasar de los días, el hombre se sumía en una profunda depresión, pero no podía evitar notar que su pequeña mostraba total entereza ante el hecho, animándolo en todo momento. Sin saber que en realidad el buen ánimo de su hija se debía a saber que su madre ya no estaba.
Una tarde la niña salió al parque con sus amigas, y su padre le encargó un corazón de cerdo para la cena. Pero cuando terminó de jugar la carnicería estaba cerrada, así que tubo la macabra idea de profanar la tumba de su madre y arrancarle el corazón… así tampoco dudo en comerlo durante la cena junto a su padre.
Cuando se encontraba en su cama, la niña empezó a escuchar un susurro, una tenue y familiar voz, parecía ir adentrándose en la casa, hasta en punto en que la niña alcanzó a escuchar: -Hija, ¡devuélveme el corazón que me has robado!- junto a esta frase las escaleras crujían, unos pasos se aproximaban a la entrada… la perilla giraba lentamente, hasta que la puerta se abrió, el espectro de la madre entró en la habitación, extendiendo su dedo acusador hasta el corazón de la pequeña, que junto a un último suspiro de horror, dejó de latir… murió de puro pavor.
Desde entonces se ha visto vagar al espíritu de “La Mujer sin Corazón”,algunos dice que atacando niñas para saciar su sed de venganza, otros dicen que simplemente llora por el amor perdido…y así seguirá por toda una eternidad.


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Leyenda del niño del bote

Se cuenta que en el domicilio que se ubica en Calle Galeana 1976, cerca de lo que es hoy el puente sobre la avenida ayuntamiento. Vivía un matrimonio con su pequeño hijo.
Hubo un tiempo en que el pequeño se mostraba sumamente nervioso y preguntaba a sus padres -¿Quién juega y llora en la azotea todas las noches?-, los padres no le tomaban ni la mas mínima importancia, y decían: -ha de ser un gato ¡duérmete!-,
El pobre niño despertaba a media noche, asustado, porque sobre el techo de su cama se escuchaban gemidos, y el sonido de una lata rodando continuamente de un lugar a otro. Llamaba a sus padres, pero estos desde su habitación le ordenaban volver a dormir. Incluso intentaba dormir con ellos, pero también se lo impedían.
Una de tantas ocasiones, el matrimonio fue despertado a mitad de la noche por un grito de terror proveniente de la habitación del niño, y después de eso no pudieron encontrarlo por ningún lado. Dieron aviso a las autoridades y al siguiente día, al volver a casa después de un largo día buscando a su hijo, ven un bote atado con un lazo colgar de la azotea.
Con algo de enojo el hombre sube a la azotea, y ve otro bote tirado sobre el techo de la recamara de su hijo, al acercarse ve a su hijo en un rincón, sentado en cuclillas, abrazando sus piernas, tiene el cuerpo totalmente arañado y su rostro muestra un gesto de infinito terror…¡Sin vida!.
El matrimonio se mudó, pero en su nuevo hogar, a media a noche los despertó el sonido de un bote rodando en la azotea, y parado frente a su cama, vieron a su hijo diciendo: -Me asusta el ruido de allá arriba-.
Después de eso no lo volvieron a ver, pero cada año en el aniversario de su muerte, se escucha el ruido del bote y el llanto del niño.

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videos señasles de transito


https://www.youtube.com/watch?v=HQ-dvs1vkuY
https://www.youtube.com/watch?v=rnb0fkpeOao


martes, 29 de septiembre de 2015

Luna de sangre: ¿por qué la Luna se ve roja?




La Luna es generalmente de un tono brillante, que todos sabemos se debe al reflejo de la luz solar que nos permite apreciarla en todo su esplendor. Algunas veces, la vemos pequeña, otras más grande, e incluso la podemos observar en sus diferentes etapas.
Sin embargo, es muy extraño ver a la Luna de color rojo, aunque a veces pase. Hoy, especialmente, el eclipse lunar nos permitirá verla de este color, dando una ocasión única para admirar a nuestro satélite.



Uno de los fenómenos más extraños pero más interesantes de ver es el eclipse lunar. Durante este fenómeno, la Luna pasa por detrás de la sombra de la tierra, oscureciéndose. Sin embargo, la atmósfera de la Tierra dispersa la luz azul y verde, dejando pasar la roja. Durante el eclipse, la luna pasa por esta sombra, y en vez de recibir la luz solar recibirá el brillo rojo de nuestra atmósfera. De esta manera es que el eclipse nos muestra una luna bastante fuera de lo común, un fenómeno que muchos llaman luna de sangre.


Durante el eclipse, la Tierra y la Luna estarán alineadas, conformando este fenómeno donde la luna se verá roja, y coincidiendo con el acercamiento máximo del planeta Marte a la Tierra, lo que es aún más sorprendente.
La sombra de la Tierra tiene dos partes: la umbra y la penumbra. Aunque una mínima parte de la luz solar llega a la penumbra, la umbra no recibe estos rayos. El eclipse tiene que ver con el pasaje de la Luna por la umbra, que la cubre por completo. Sin embargo nunca está totalmente oscura, porque la atmósfera redirecciona los rayos del sol, permitiendo que el color rojo pase por ella.


Una de las formas más comunes de ver la luna de color rojo es cuando sale o se oculta. Esto responde al mismo fenómeno anteriormente nombrado, en el cual la luz debe atravesar la atmósfera, la cual dispersa la mayoría de la luz, salvo aquella de color rojo.

Los eclipses de luna pasan seguido, pero no siempre tienen este factor donde la luna es roja. Durante este par de años, hay agendados cuatro eventos de este tipo (dos en 2014), algo no demasiado común. Podrá verse desde Norteamérica, Sudamérica, Nueva Zelanda y Hawaii, así que miles de personas podrán observar este hermoso fenómeno.




miércoles, 26 de agosto de 2015

5 Leyendas indígenas

Leyenda indígena azteca del Sol y la Luna

“Cuentan los nahuas que los dioses Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Citlalicue, ordenaron que se hiciera el Sol. Para ello se reunieron en Teotihuacan alrededor de una hoguera sagrada en la cual debía de sacrificarse el que quisiera convertirse en el Sol. Para el sacrificio se ofrecieron Tecciztécatl, hermoso y rico; y Nanahuatzin, enfermo y pobre. En el momento en que debían decidirse, Tecciztécatl tuvo miedo y fue Nanahuatzin quien, lleno de valor, se arrojó a la hoguera, de donde salió convertido en el Sol.
Entonces Tecciztécatl, avergonzado de su cobardía, se arrojó también a la hoguera, saliendo convertido en la Luna. Al principio los dos brillaban igual, pero los dioses, como recuerdo de su cobardía, le arrojaron un conejo a la Luna, con lo cual disminuyó su brillo. Este conejo puede verse aún hoy en la Luna, y sirve para recordarnos que el valor es una virtud mayor que la belleza o la riqueza.

El señor de los Siete Colores

Esta es una leyenda mazateca, los mazatecos son un pueblo indígena que habita al norte del estado de Oaxaca y al sur del estado de Veracruz yPuebla.
“Pues señor, cuentan los que lo vieron, que hace mucho tiempo el arco iris era un señor muy pobre. Tan pobre que no tenía ni ropa para ponerse.

Su desnudez le apenaba mucho y decidió un día buscar una solución. Pero no se le ocurría nada y decía: ¿de dónde voy a sacar yo ropa? Y se ponía aún más triste.
Un día brilló en el cielo un gran relámpago, y el señor decidió ir a visitarlo -Tal vez él pueda ayudarme.
Así que se puso en camino y, después de varios días de viaje, llegó ante él.
Mientras le contaba sus penas, el relámpago le miraba con tristeza y parecía estar muy pensativo. Hasta que habló:
-Grande es mi poder, pero no tanto como para darte ropa. Sin embargo, tu historia me ha conmovido y por eso te voy a hacer un regalo. Te voy a dar estos siete colores. Con ellos podrás pintarte el cuerpo y te vestirás para siempre.
El hombre pobre sonrió.
-Además -siguió el relámpago-, aparecerás ante la gente después de las tempestades y anunciarás la llegada del Sol. La gente te querrá y te mirará con asombro.
Y así fue como, a partir de ese momento, al arco iris se le llamó el Señor de los Siete Colores”

Tajín y los siete truenos, leyenda totonaca 

“Ese día Tajín andaba con suerte. Al dar vuelta en un recodo del camino se encontró con un hombrecito de barba cana y grandes bigotes y cejas tan pobladas que casi le cubrían los ojos.
-Buenos días, muchacho. Tú no eres de por aquí -le dijo el anciano.
-Vengo de atrás de la montaña -contestó Tajín.
-Mis hermanos y yo -le dijo el viejo- andamos buscando alguien que nos ayude a sembrar y cosechar, a barrer la casa y traer agua del pozo, a poner los frijoles en la olla y a vigilar que el fuego no se apague. Ven con nosotros.
-¿Quienes son tus hermanos? -preguntó Tajín.
-Somos los Siete Truenos. Nos encargamos de subir a las nubes y provocar la lluvia.
-¿Suben a las nubes? -exclamó Tajín, que era bastante impertinente y solía interrumpir a las personas.
-¡Claro que subimos! -replicó el hombrecito, molesto de que alguien pusiera en dudas sus palabras-. Nos ponemos nuestras capas, nos calzamos nuestras botas, tomamos las espadas y marchamos por los aires hasta que desgranamos la lluvia ¡jajay, jajay, jajay!, gritamos entonces.
Tajín era un chamaco curioso y atrevido. De inmediato se imaginó por los aires, haciendo cabriolas entre las nubes. Así que le dijo al anciano que estaba bien, que iría a la casa de los Siete Truenos para sembrar y cosechar, para barrer la casa y traer agua del pozo, para poner los frijoles en la olla y estar atento a que el fuego no se apagase.
Durante algunos días Tajín fue un ayudante ejemplar. Barría la casa, ponía los frijoles en la olla, traía agua del pozo, trabajaba en la milpaestaba atento a que las brasas no perdieran su brillo entre las tres piedras del fogón; también cepillaba las botas de los Truenos. Y cada vez que las tocaba le renacía el mismo pensamiento: “tengo que subir, tengo que subir”.
La soñada oportunidad llegó. Una mañana los Siete Truenos se pusieron sus blancos trajes de viaje y le dijeron a Tajín que debían ir a Papantla, a comprar puros en el mercado.
-No te preocupes, no tardaremos -le dijo el Trueno Viejo, que se había encariñado con el muchacho.
-Antes de que acabe el día nos verás por aquí -dijo otro de los Truenos palmeándole la cabeza.
-Pero no olvides lo que debes hacer -e dijo el Trueno Doble, que no quería parecer balndo.
-Pon los frijoles en la olla porque regresaremos con hambre.
-No dejes la casa sola.
-No te quedes dormido
-Sobre todo -le recordó el Trueno Mayor-, no permitas que se apaguen las brasas.
Tajín dijo que sí a todo y los Truenos se fueron muy contentos porque ahora sí tenían a alguien que los ayudara.
Apenas se quedó solo, Tajín tiró la escoba en un rincón, corrió al arcón de los trunos y se lanzó de cabeza a buscar unas botas que le quedaran.
En cuanto se hubo vestido, comenzó a subir por los aires. Los primeros pasos le costaron trabajo, pero no tardó en tomar confianza. Comenzó a correr por las nubes. Cada vez que agitaba la capa, soplaba el aire.
¡Jajay, jajay, jajay! comenzó a gritar Tajin, al mismo tiempo que sacaba la espada y comenzaba a girar. Todo el cielo y la tierra y aún el maar interminable se llenaron con la luz cegadora de los relámpagos. Empezó a bailar Tajín, pero sus pasos no eran acompasados como los de los Truenos. Entre relámpagos y truenos desataron contra la selva un chubasco violentísimo. No era la lluvia bendita de los truenos, sino una tormenta devastadora.
Apenas iban llegando a Papantla los Truenos, cuando un vendaval les arrancó los sombreros.
-¡Diablos! -gritó el Trueno Mayor al mismo tiempo que salía corriendo por su sombrero.
-¡Las nubes! ¡Miren las nubes! -exclamó el Trueno Viejo, que siempre tenía la buena o la mala fortuna de descubrir lo que estaba pasando.
-¡El muchacho! ¡Esto lo hizo el muchacho! -dijo el Trueno Doble, a quien no era fácil engañar, pues todo lo consideraba por lo menos dos veces.
-¡Ese demonio!
-De seguro ni siquiera puso los frijoles.
-¡Dejó sola la casa! -se quejaron los demás hombrecitos.
Mojados de la cabeza a los pies regresaron los Truenos. Con trabajos subieron a su casa, resbalando de vez en cuando, ahogándose casi con el agua.
Apenas entraron sintieron que iban a desmayarse: ¡jamás habían visto tal deesbarajuste! junto con otras prendas de vestir, las botas, capas y espadas estaban tiradas en total desorden. La escoba flotaba en un charco. ¡Los frijoles se habían quemado! entre las tres piedras del fogón había únicamente cenizas.
-¡Tras él, vamos a atraparlo! -exclamó el Trueno Viejo, que había perdido todo su cariño por el muchacho.
-Acabará con el mundo -dijo el Trueno Doble mientras comenzaba a calzarse las botas.
-¿Donde están mis botas? -preguntó el Trueno Mayor.
-De prisa, de prisa, que los ríos se desbordan.
-De prisa, de prisa, que el viento arranca los árboles.
-¡Mis botas, mi capa, mi espada! -gritaba el Trueno Mayor, desesperado porque no las encontraba.
–De prisa, de prisa, que la tierra se desmorona.
-De prisa, de prisa, que el mar nos arrasará.
-¡Mis botas, mi capa, mi espada! ¡Demonios, se las llevó! -comprendió finalmente el Trueno Mayor.
-¡De prisa, de prisa, vamos por él -dijeron a coro solamente seis truenos, que salieron a perseguir a Tajin.
Y allí estaba Tajín, brincoteando de un lado a otro. Cada impulso suyo daba más brío a la tormenta: resoplaba el viento, crecía la lluvia y caían relámpagos y truenos.
Pasaron muchas horas antes de que los Siete Truenos lograran atrapar a Tajín. Cuando finalmente los consiguieron, lo bajaron con tiento, lo ataron fuertemente y lo llevaron al mar para tirarlo al agua.
Bien adentro lo tiraron. Y desde entonces allí vive Tajín. Ha crecido el muchacho. De vez en cuando abandona las profundidades marinas y, cabalgando sobre el viento, desata a las nubes en una lluvia incontenible, mientras los truenos y los relámpagos se suceden. Entonces los Siete Truenos deben trepar de nuevo para capturar a Tajín –al Huracán, como también le dicen al muchacho-, para lanzarlo una vez más al fondo del mar.

Leyenda de Sac-Nicté y Canek

Sac-Nicté significa Blanca Flor. Nació de Mayapán: el poderío de tres territorios que convivían en paz: Mayab, Uxmal y Chichen Itzá.
Canek significa serpiente negra, un príncipe valeroso y tenaz de corazón. Cuanto tuvo 21 años fue levantado rey de Chichen Itzá y ese mismo día vio a la princesa Sac-Nictéde 15. Ambos se enamoraron. Sin embargo, Sac Nicté estaba destinada para el joven Ulil, príncipe heredero de Uxmal.
Pasó el tiempo y el joven Canek fue invitado a la fiesta de bodas de Sac-Nicté. Cuenta la leyenda que un pequeño consejero le dijo que Sac-Nicté lo estaría esperando entre flores verdes: que sería necesario luchar por ella, antes de que el destino actuara en su contra.
El día de la boda, y mientras todos los invitados danzaban alegres, Canek llegó con sesenta de sus guerreros principales y subió al altar donde ardía el incienso y cantaban los sacerdotes. Llegó Canek con el signo Itzá sobre el pecho: ¡Itzalán!, ¡Itzalán! gritaban como en campo de combate, y en el instante, arrebató a la princesa de los testigos. Ulil enfurecido se levantó en armas. La guerra se había desatado: Mayapán y Uxmal contra el Itzá.
Aunque el reinado de Mayapán había terminado, Los itzaes dejaron sus casas y templos deChichen Iztá, abandonando la ciudad llorando. Delante de los hijos de Itzá iba el rey Canek,caminando por los senderos a lado de Sac-Nicté. Aunque se salvaron los itzaes, los ejércitos de Uxmal y Mayapán encontraron ecos en los palacios y templos vacíos. Chichen Itzá quedó muerta, pues su pueblo había sido abandonado.

Leyenda La tristeza del maya

Un día los animales se acercaron a un maya y le dijeron:No queremos verte triste, pídenos lo que quieras y lo tendrás.
El maya dijo: Quiero ser feliz.
La lechuza respondió: ¿Quién sabe lo que es la felicidad? Pídenos cosas más humanas.
Bueno añadió el hombre, quiero tener buena vista.
El zopilote le dijo: Tendrás la mía.
Quiero ser fuerte.
El jaguar le dijo: Serás fuerte como yo.
Quiero caminar sin cansarme.
El venado le dijo: Te daré mis piernas.
Quiero adivinar la llegada de las lluvias.
El ruiseñor le dijo: Te avisaré con mi canto.
Quiero ser astuto.
El zorro le dijo: Te enseñaré a serlo
Quiero trepar a los árboles.
La ardilla le dijo: Te daré mis uñas.
Quiero conocer las plantas medicinales.
La serpiente le dijo: ¡Ah, esa es cosa mía porque yo conozco todas las plantas! Te las marcaré en el campo.Y al oír esto último, el maya se alejó.
Entonces la lechuza dijo a los animales: El hombre ahora sabe más cosas y puede hacer más cosas, pero siempre estará triste.Y la chachalaca se puso a gritar: ¡Pobres animales! ¡Pobres animales!

Leyendas

Leyenda Mexicana: El Nacimiento del sol y la Luna

Cuando la tierra estaba en la oscuridad; cuando era siempre de noche, los poderosos que vivían en el cielo se reunieron para crear el Sol y que hubiera luz en la Tierra. Ellos se reunieron en una ciudad llamada Teotihuacán que había en el cielo, y de la cual la ciudad de Teotihuacán que está en México era como una sombra o un reflejo.
En esa ciudad celeste de Teotihuacán encendieron una enorme hoguera. Aquel poderoso que quisiera convertirse en el Sol, debía arrojarse en esa hoguera y quemarse en ella. De ella saldría convertido en el Sol.
Había dos que querían hacerlo. Uno era grande, fuerte, hermoso y rico. Estaba vestido con ropas de lujo y adornado con piedras preciosas. Les ofrecía a sus compañeros oro y joyas, muestras de su orgullo.
El otro era pequeñito, débil, feo y pobre; su piel estaba cubierta de llagas. Estaba vestido con su ropa de trabajo. Como era pobre sólo podía ofrecer la sangre de su corazón, sus buenos y humildes sentimientos. Cuando llegó la hora de arrojarse a la enorme hoguera, el grande y rico no se atrevió, tuvo miedo y salió corriendo.
Entonces el pequeñito, feo, que era muy valiente, se arrojó a la hoguera. En ella se quemó y salió de ella convertido en el Sol. Cuando el otro lo vio, sintió vergüenza y también se arrojó a la hoguera. En ella se quemó y en el cielo apareció otro Sol.
Los poderosos estuvieron de acuerdo en que no podían existir soles en el firmamento, así que decidieron apagar el segundo, el que había sido creado por el guerrero grande y fuerte. Tomaron un conejo por las patas y con mucha fuerza lo lanzaron contra el segundo Sol. Su brillo disminuyó de inmediato y quedó convertido en la Luna. Por eso hasta la fecha, en la Luna podemos ver al figura del conejo que acabó con su luz.


Fábulas y leyendasLa leyenda del arcoiris

Cuentan que hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.
El VERDE dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas”.
El AZUL interrumpió: “Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.
El AMARILLO soltó una risita: “¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría”.
A continuación tomó la palabra el NARANJA: “Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros”.

El ROJO no podía contenerse por más tiempo y saltó: “yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola”.
El PÚRPURA enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa: “Soy el color de la realiza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me han escogido siempre, porque el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece”.
El AÑIL habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: “Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.
Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.
La lluvia habló: “Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo”.
Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana”. Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.